No quiero ser feliz de nuevo,
ni reír para permitirlo todo,
prefiero este gris adecuado,
este olor a casa vacía recién pintada,
este cielo de las 4 sin azules,
y no prometer prismas en el ocaso.
Y si sonrío para ocultar la iniquidad,
para evitar el dolor que guarda esto que has hecho,
prefiero este gesto duro,
esta noche de insomnio,
y este dolor, que por lo menos me acompaña y no me deja.
En esto consiste mi fealdad,
ya se ha manifestado,
no hay atavíos,
ni lamentaciones,
tampoco tengo ya, más propósitos en contra de ella.