lunes, 13 de junio de 2022

Confesión

Nací en un hogar "pobre y disfuncional" no me iba a alcanzar para mucho en la vida. hija de madre soltera, una mujer que se ganaba la vida de operaria de maquina de confecciones. Mucha volencia, mucho conflicto adentro, en la casa y en la ciudad. Los años 90. creciendo en una de las ciudades más violentas del mundo en uno de los barrios más violentos de la ciudad. Me recuerdo llorando desde que nací, antes lo hacía a todo pulmón. ahora lo hago silenciosamente sobre la cama, mientra trabajo, mientras camino en la calle. Son los años 90 y los protestantismos se han tomado los barrios, han infundido una esperanza, reunen a la gente para hablarle del fin del mundo, de Dios, de porque ellos son los elegidos. Mi familia muy conservadora y apegada a la tradición no sucumbe a uno de estos movimientos, pero si, entra en las nuevas realidades de la Iglesia, un movimiento, un camino, que habla de lo mismo, pero dentro de la institución, y allí llegué yo. Alli fui educada. 35 años de mi vida. Crecí escuchando que todo en mi vida estaba mal - ser hija natural - no tener una familia nuclear, no conocer a mi padre, pero también crecí, esperando que todo fuera normal, lo que debería ser. Tener una casa aparte solo con mi madre, encontrar a mi padre, y que hicieramos una familia. Tal vez una mascota y unas plantas. Pero nada de esto pasó. Al crecer supe que ese proyecto de familia feliz no se realizarìa, pero saben que, sali con toda en mi adolescencia, decidida a que era yo quien iba a hacer ese proyecto de familia. Que yo si iba a darle a mi familia una verdadera familia. Estaba obsesionada con darme esa familia que no tuve, esa familia "Normal" "válida". Luche por ese ideal ajeno 23 años de mi vida, reforzada por las enseñanzas de las catequesis en la comunidad, quería encajar, ser feliz, cumplirle a la "comunidad" y no tener miedo de repetir la historia de mi mamá. Pues adivinen, nunca pasó, onocí muchas personas, pero yo tenía un objetivo: que fueran catolicos, catecumenos, provida y se casaran conmigo. Uff tremendo, nadie se embarcaba en ese proyecto, porque ni siquiera yo creía en ese cuento, pues dentro de mi crecía otra mujer, una tremendamente enojada con todo este asunto, una que creía en la libertad de las mujeres, en que la familia perfecta no existe y en que cada cosa que yo quisiera en la vida iba a tener que trabajarla para darmela a mi misma, una mujer sociòloga, escritora, artista, bohemia y libre. Esas dos mujeres han vivido siempre dentro de mi, han peleado, han abierto caminos, han dejado situaciones y personas, han obstaculizado el logro de propósitos, han querido quedarse conmigo. Ninguna de las dos en sus versiones más radicales me representa hoy. Sin embargo estoy segura que apenas estoy comenzando a identificarlas, a darles su lugar, agradezco a esa mujer educada en esa creencia tradicional del amor y la familia, porque siempre se enfocó en la belleza, en lo superior, en lo sublime y hoy puede contemplar, y le pido que siga guiando amorosamente mi vida a un propósito de felicidad suprema. A la rebelde le agradezco todo lo demás...y le digo que gracias por decirme que no debo encajar, que puedo ser yo, me faltan muchas horas de autoaceptación y autonomía, (incluye mi mente, mi cuerpo, mi ser) pero con ella sigo avanzando. Le pido que me deje construir relaciones, entender el mundo de los otros, no tener las respuestas sobre todo. Le pido que me lleve a viajar sin miedo, a tomar los riesgos, a defender mi camino propio. Camino propio que he emprendido a los 37, sin utero, sin un ovario, sin un esposo, sin hijos, sin mascotas, con algunas plantas, una casa propia, un monton de sueños por cumplir, y una familia que soy yo misma conviviendo dentro de mi, aprendiendo a darme respeto, aceptación y amor. Estas vitales esencias de vida, que no tengo porque sentarme y esperar a recibir de nadie más. Soy esta mujer, que llora casi a diario y casi por todo, rebelde, viajera, medicina, en pausa, entendiendo el proceso vivido y queriendolo llevar a otro lugar. Y Sí, quiero una familia, un hogar, un compañero donde llegar y compartir esa rota pero inmensamente rica porcion de vida vivida, sin embargo hay tantas cosas que quiero hacer por mi misma y que a veces siento que no puedo, que no me va a alcanzar el tiempo, que solo me queda sanar y seguir aprendiendo tras cada encuentro. y aqui comienzo de nuevo, declarandome como mi lugar seguro. Gracias Vida.

lunes, 7 de diciembre de 2020

La Noche

No es cómplice la noche, no se calla, en vez, se aturde y disimula, el estallar en su oscuridad del repugnante sonido de la ciudad, y resignada escucha el percutir en el pavimento de una nota musical huerfana de melodía, y el extravagante mugir de un motor, tal vez solitario y ebrio su motociclista, se compadece de ese perturbador resonar que se desvanece como una despedida que no se deseó. No es bella la noche, la luna luce explicita, con las piernas abiertas, cínica, a la espera de relampagueo de fotografías fortuitas que luego serán exhibidas en pasajeras vitrinas de las redes sociales. No es única la noche, está cansada, y cobija con desdeño la gris urbe de humo y hollín, mientras busca durante su jornada, tal vez otro empleo, otra vida, otra oportunidad.

miércoles, 10 de julio de 2019

Fealdad

No quiero ser feliz de nuevo,
ni reír para permitirlo todo,
prefiero este gris adecuado,
este olor a casa vacía recién pintada,
este cielo de las 4 sin azules,
y no prometer prismas en el ocaso.

Y si sonrío para ocultar la iniquidad,
para evitar el dolor que guarda esto que has hecho,
prefiero este gesto duro,
esta noche de insomnio,
y este dolor, que por lo menos me acompaña y no me deja.

En esto consiste mi fealdad,
ya se ha manifestado,
no hay atavíos,
ni lamentaciones,
tampoco tengo ya, más propósitos en contra de ella.

jueves, 15 de octubre de 2015

La Herida

Poesía es respirar por la herida.
Leopoldo de Luis.


Si vuestra herida es, sencillamente,
una simple lesión de los tejidos
penetrante o contusa,
una ofensa a la piel originada
por violencia exterior,
más o menos extensa o lacerante,
más o menos profunda... la solución es fácil: una cura
con la asepsia debida,
una limpia sutura realizada
por un buen terapeuta,
y sólo os quedará la cicatriz.
O ni siquiera eso: puro olvido.

Mas si la herida oculta su amenaza
en hondos laberintos,
y extiende la espiral de su amargura
por secretas regiones, invadiendo
los huecos intangibles, las calladas
raíces de lo humano,
lenta será la lucha, imposible
su exacta curación.
Habitará en vosotros como un huésped
cercano y duradero,
sangre será de vuestra propia sangre,
testimonio implacable del latido.
Con el tiempo será la compañera
de tristes aventuras:
quizá lleguéis a amarla porque os ame
con su aterida voz, con la certeza
de su tenaz caricia.
Y algún día
despertaréis sin miedo respirando
por ella, y en su imperio
quedará encarcelada vuestra vida.
Aunque os ciegue su llanto, aunque os pese
su carga de dolor.
Porque sólo seréis lo que ella os duela.

(De "Los sigilos violados")

lunes, 15 de junio de 2015

Dejarse dejar¡

Será que el problema de no superar las tusas, no está en el tan martillado, aconsejado y manoseado "dejar ir", sino en el, nunca mencionado, penumbroso y vergonzoso ¿dejarse dejar?

Porque nadie que busca la piel de otro, a no ser que ya su piel sea tan cobarde, lo hace para quererse ir. En cada caricia, cada palabra dicha en medio del aliento de un beso, cada uña y su contacto, se mete la esencia de lo que somos y queremos: ese beso interminable al despedirse, ese chiste del que siempre nos reímos, esa compañia que siempre nos hace pensar cosas nuevas, posibilidad de crear situaciones de agarre, distancias mínimas que puedan contar una historia.

Yo siempre que he puesto mi piel, aunque no lo haga en ese mismo instante, siempre dejo mi memoria, mi sangre, mis pensamientos ya sean retrospectivos entre recuerdos, ya sean de futuro comprometiendo algunos sueños, que vaa¡¡ todos los sueños. Sí, aunque no sea en el instante, siempre está ahí mi ser, las lecturas de la tarde, los compromisos del trabajo, la silueta de una mujer debajo de un dintel y encima de ella la luz agonizante de una tarde que la espera, mientras que al arribo su amante le sonríe.

Y en la penumbra de esa misma tarde, que da paso a la bruma nocturna de una noche untada de invierno atemorizante, el amante no sonríe, ni aparece, ni llama, ni deja un mensaje por whatsapp aunque aparezca en línea. y ese es el momento en el que te llega toda la basura que has leído en los estados de facebook y te dices: Déjalo ir¡

Pero la verdad, y tu la sabes, es que en ese momento no eres el sujeto de la oración, porque no es tuya la acción del verbo, y por más que quieras otra cosa, alguien está decidiendo por tí: puedes llamarlo, escribirle, implorar con un hola "desprevenido" su respuesta deficiente. Pero es simple, no eres el sujeto de esa oración, no tienes el poder de decisión, y es justo cuando (si fueras sensata la mayor parte de las veces) deberías relajarte, bajar las poco decorosas armas que has pulido en tus últimos 15 años de experiencias similares y sin forcejear con el destino, tan sabio e implacable, que te lleva tanta y tanta ventaja por haber dejado transcurrir eternidades entre sus naguas: Rendirte, dejarte dejar¡¡

Yo creo que es más confortante para el espíritu, aunque lo sea menos para el ego, entregar esa decisión al que en realidad quiere ejecutarla, dar la posibilidad de decidir, hacerse un lado para que la voluntad del otro fluya, y no engañar el deseo al tratar de controlar un sentimiento del que aún no somos dueños, porque le pertenecemos. En ese dejarse, está inscrito de manera reflexiva, el acto que no es imperativo, el acto que comprende la naturaleza de todos los deseos, y en ese dejar, la posibilidad de matizar la furia con la que discurren nuestros días agitados de tanta ideología.




viernes, 27 de marzo de 2015

martes, 24 de marzo de 2015

De atardeceres¡¡¡

Quien dijo que el compromiso se materializaba en un sí a las pretensiones de meter a alguien en el futuro...Hoy rompí con el silencio de seis meses en los cuales no creaba una entrada para este Blog, el motivo ayer.

He sido Xenofobica lo confieso, me molestaba ver a esos turistas mochileros de mugre hasta el pelo luciendo sin asomo de reparo sus chancletas de baño en las escaleras del metro, y en secreto los he repudiado.

Pero linda es la vida que te da lecciones en empaques no deseados y oportunidades en personas jamás esperadas. Ayer, un mochilero, jardinero, suizo, politizado contra su estilo de vida, que dejó el césped crecido en su natal Oberriden y se vino al trópico a comer piña, naranja, mango y banana y a caminar por mi florecida América, me mostró que todo puede ser nuevo cuando se empieza por repeler el prejuicio, que como diría Bjork todo esta lleno de amor, y que él recorrió kilometros y kilometros de camino para que entre otras cosas un lunes festivo yo pudiera sentir, vivir, soñar lo que no me he permitido en una década entera. El amor de lo furtivo, de lo no poseído, de lo intensamente vivido

Ruedi es un hombre que siempre sonríe, pero que reconoce que es dura la vida en su país, que para vivir hay que respirar y que para respirar hay que pagar, que siempre trabaja y que lo único que le hace feliz en las noches y los fines de semana es tener una cocina, y que en los viajes ese ha sido su ritual de conquista, su lenguaje de amor, su punto de encuentro con los pasajeros de su recorrido, porque al fin y al cabo el permanece, y los que nos vamos somos nosotros.

Y en una tarde, entendí que nunca había tenido nada ver con nadie realmente, que había un ego que salía por mi al encuentro con los otros, mientras yo me quedaba muerta de miedo viendo como ese yo que no era yo actuaba ante los demás, él me hizo entender que la suavidad al tacto es la mejor manera de decir quiero estar contigo con mi mente, con mi cuerpo y con mis sentidos, y que no tengo que hacer las posturas del reconocimiento y del compromiso para que sea feaciente una verdad de conexión más allá de las posibilidades de permanecer. Que alguien que te ve realmente en tu búsqueda puede ser sincero contigo, y no dejar pasar dos madrugadas en ascuas en el teléfono, que hay personas que destruyen lo que tocan y otras que haciendo lo mismo vienen y te arman otra vez, en una hora, en una tarde, en un beso que puede resultar completamente milagroso. que las palabras no son lo que significan sino lo que comunican, porque no era el spanglish el que nos hacia comprender sino nuestras más profundas rebeldías, quizá las heridas que el estaba sanando sin saber que un día antes del encuentro que yo había decidido que se terminaba un ciclo, el de esperar por quien no se debía.

Viajeros que traen poesía en forma de cocina y ricas recetas en besos sin sentencias de compromisos, tardes de risa con un diccionario y una búsqueda de verbos sinónimos que resultaron absurdos a la hora de explicar lo que ya de antemano ambos sabíamos, tarde streicheln, pastas y vino aireado.

Gracias Ruedi¡¡ Buen viaje